Mariano Maya, Enólogo y esposo de Celina, una de las propietarias de Cava de los Andes en Mendoza, comparte con nosotros sus vivencias desde California. Publicaremos distintas etápas de su estadía en California y trabajo en Kendall Jackson. Aquí la primera parte en sus propias palabras.
Por Mariano Maya.
Por Mariano Maya.
EL COMIENZO
Todo empezó como un loco sueño de empezar
de algún modo a recorrer el mundo del
vino. Había que empezar por algún lugar y decidimos venir a California a
trabajar para Kendall Jackson y recorrer la zona, aquí ya conocía mi esposa
Celina por una experiencia anterior y
sabíamos o teníamos una idea de que era un excelente lugar para comenzar. Luego
de sortear los cientos de trabas que tiene un viaje que implica estar 4 meses
fuera de casa cuando decir casa es decir Argentina, llego el día. Dejamos
Mendoza el 14 de agosto despidiendo seres queridos hasta la navidad próxima con
suerte, de espera en Chile nos despedimos degustando los vinos de Susana Balbo
para llevar un buen recuerdo (además de las 4 botellas de Malbec en la valija)
y llegamos a San Francisco donde después de 22 hs nos quedaban otras 2 en bus
hasta el destino final, cualquiera podría pensar que fue tedioso pero la
felicidad de llegar, el Golden Gate que nos recibió amable y colorido hicieron
q las horas restantes de viaje fueran relajadas. Todo era sorprendente los
excesos de un país ultra consumista se pueden ver desde la ruta, excelente ruta
de 6 vías por cierto, que muestra desde el comienzo un lugar ordenado. Lo
primero que me llamo la atención fue la amplísima gama de vehículos en las
calles, después entendería que tienen el que quieren y porque pueden
simplemente.
Nos esperaba Healdsburg un pueblito al
norte de San Francisco, en el condado de Sonoma que junto con Napa Concentra la
mayor cantidad de Bodegas o Vinerías como dicen aquí de California. Descubrir
Sonoma ha sido una de las experiencias más sorprendentes para mi.
Healdsburg es bonito, se nota el verde de las
plantas y de los billetes por donde sea que camines, calles amplias ocupadas
por grandes camionetas o llamativos deportivos sin techo, señoras bien y
turistas en busca de descubrir lo mismo que nosotros, ese mundo del vino que
hasta atrapo a F.F. Coppola y puso su propia Vinería aquí a solo 15 minutos de
casa… Healdsburg lo podemos describir diciendo que te imagines Chacras si lo
fundas hoy con la misma paquetería pero todo nuevo. Las actividades de verano
eran interminables, música en la plaza donde solo por las 3 horas que dura el
evento la gente puede comer y beber alcohol (en general y para mi sorpresa
vino) y todo entonces se transforma en
un gran picnic, la cercanía con el río me hacían pensar en las similitudes con
mi querida Mendoza, limpia y cuidada, respetando la naturaleza como sabiendo de
lo difícil de hacer crecer un árbol en el desierto.
La gente es amable, amena y con la sana
costumbre de decir buenos días, buenas tardes o un simple HI… Saludo que me resulta alegre y sencillo que
no pasa desapercibido pero que es corto y rápido como a ellos les gusta, simple
y sencillo pero dedicado. La gente me recuerda a la gente de campo, que trabaja
la tierra, que valora los esfuerzos y vive tan profundamente en su mundo que
solo sabe de lo que le interesa, para algunos algo bueno para otros casi una
catástrofe.
El centro de pueblo tiene, como todo
pueblo, una plaza alrededor de la que podemos encontrar unas 8 salas de
degustación la mayoría de bodegas importantes de lugar, algo que me daría
cuenta con los días es que si algo se puede hacer aquí es elegir, las opciones
siempre son muchas, el único problema es decidir por cual empezar. Junto a las
salas de degustación los restoranes también por doquier siempre ocupados por
turistas que parecen no terminar de llegar nunca. Los precios son tan variados
como los estilos, las maravillas del libre mercado en su máxima expresión, pero
podemos cenar desde los 15 dls hasta los 100 sin vino por supuesto que hay
desde 35 dls una botella decente hasta lo que puedas pagar ya que son cultores
del vino añejo y convencidos de esperar a que la maduración en botella este en
su mejor momento para descorchar.
El primer acercamiento a los vinos para
bajar la ansiedad nos mostró excelentes Cabernet, nada nuevo para quien conoce
el lugar, tintos de buen carácter y blancos con sabores diferentes y
características que solo yo había leído pero que no había podido sentir hasta
este momento. La primer sorpresa fue que no existe en los tintos el concepto de
vino joven al menos en esta zona nada tiene menos de 3 años así es que podrán
imaginar lo fácil de tomar. Después vendría el descubrir variedades nuevas para
mí como Petit Sirah y Zinfandel el primero con mejor impresión, más cercano a
mi gusto personal.
Después vendría el rentar un auto y
empezar recorrer Clistoga y Santa Helena
en Napa, Freemark Abbey y Castelo Di Amorosa donde las sorpresas se vuelven una
constante.
Qué linda experiencia! Hace poco en un viaje pude conocer los vinos de Europa y es toda una aventura descubrir sabores diferentes y comparar, te ayuda a valorar más lo nuestro por un lado y también a entender la magia y la inmensidad que tienen el mundo del vino! Sigan contando más de aquella región, saludos!
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario Vanina. Esta semana publicamos la segunda parte de la bitácora de este enólogo viajero viviendo esta experiencia desde California. Gracias de nuevo y espero que leas la segunda parte. Saludos!
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